Así eran… y así son: historia de las lavadoras

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05/12/2019
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Desde siempre hemos hecho la colada. Aunque ahora lavar la ropa nos parezca algo sencillo, lo cierto es que no siempre ha sido así. Hace poco más de un siglo era una tarea ardua, ya que la ropa se lavaba en los ríos pisándose o golpeándose con rocas para eliminar la suciedad. También se utilizaban tablas de lavado, que tenían un relieve en la parte superior contra el que se frotaba la ropa para quitar la suciedad.

Afortunadamente esos tiempos han pasado y ahora lavar la ropa es una tarea tan sencilla como pulsar un botón y dejar que la lavadora lo haga todo por nosotros, incluso dosificar el detergente. Pero, ¿cómo han evolucionado las lavadoras en todos estos años? Vamos a contarte la apasionante historia de las lavadoras.

Las primeras lavadoras de la historia

Las primeras máquinas que se utilizaron para lavar la ropa fueron las palas de los barcos. No fue hasta el siglo XV cuando aparecieron los primeros prototipos, ideados por el inventor Jacopo Strada. En 1691 surgió la primera patente inglesa, la ‘Washing and Wringing Machines’. En realidad, era un motor con diversos usos, como lavar la ropa.

La primera máquina para lavar la ropa no se construyó hasta 1766. Su inventor fue el alemán Jacob C. Schäffer. Se trataba de una bañera que utilizaba lejía y combustible para calentar el agua, utilizando un sencillo sistema de rodillos.

En 1797 llegó la primera ‘lavadora a vapor’, ideada por el estadounidense Nathaniel Briggs. Esta máquina, llamada ‘Clothes Washing’ escurría y planchaba la ropa a través de diversos rodillos. Podría decirse que estábamos ante la primera lavadora – secadora de la historia.

El siglo XIX significó una revolución para las lavadoras, registrándose decenas de miles de patentes. En 1850 el norteamericano James King creó el primer modelo con tambor giratorio, que facilitaba el secado. Cinco años después Josee Jonhson creó una máquina que permitía realizar un lavado corto, de unas 20 camisas.

La primera lavadora moderna nació el 1 de julio de 1874, cuando William Blackstone consiguió reducir considerablemente su tamaño. De esta forma, comenzó a convertirse en un aparato imprescindible en muchos hogares.

 

Grandes avances tecnológicos en la historia de las lavadoras

Quizá hoy estemos muy acostumbrados a grandes avances como las lavadoras con tecnología i-DOS, que cuentan con un sistema de autodosificación inteligente de detergente y suavizante que actúa en función de la carga y del grado de suciedad de la colada, los motores silenciosos EcoSilence o poder controlar nuestra lavadora a distancia gracias a la tecnología Home Connect. Pero no siempre fue así, no siempre hemos podido disfrutar de las lavadoras inteligentes de Bosch.

A comienzos del siglo XX se creó la primera lavadora eléctrica. Fue en 1901, patentada por Alva J. Fisher. Esta lavadora ya incorporaba una puerta con dos bisagras que evitaban que el agua se saliese al dar vueltas el tambor. También tenía una caja de cambios que giraba sola y hacía que el tambor cambiase su sentido de giro. Esto evitaba que la ropa se apelmazase.

En 1937 se creó la primera lavadora capaz de lavar, enjuagar y extraer el agua de la ropa en un mismo uso. Un año después surgió el primer sistema de secado automático, naciendo así las secadoras modernas.

Fue en 1947 cuando se distribuyó la primera lavadora automática de carga superior. En los años siguientes afloraron máquinas con programas específicos de escurrido, ciclos programados y dispensadores automáticos para suavizantes. Ahora tenemos, incluso, lavadoras que autorregulan el uso de detergente y suavizante.

La electrónica toma protagonismo en la historia de las lavadoras

Desde el último tercio del siglo XX los grandes avances en el ámbito de las lavadoras se han dado en la electrónica. En 1977 se incorporó el primer chip  microprocesador, que optimizaba los tiempos y el uso. En 1980 llegó la memoria RAM. Y en 1994 la primera máquina con calificación Energy Star.

Desde entonces fomentar la eficiencia energética ha sido uno de los principales campos de innovación en la historia de las lavadoras. En 2008, por ejemplo, la Universidad de Leeds diseñó una lavadora que sólo necesitaba 250 ml de agua para cada lavado. Y desde 2012 se incorporan criterios de eficiencia energética en la fabricación, clasificándose las lavadoras por su nivel de eficiencia energética a través de su etiquetado. Concretamente en Bosch contamos con la máxima eficiencia energética del mercado A+++, en nuestra amplia gama de secadoras  favoreciendo el consumo eficiente y mejor cuidado de tus prendas.

Además, en los últimos años se está haciendo también mucho hincapié en la conectividad. Gracias a la tecnología Home Connect, podemos conectar nuestra lavadora a nuestro teléfono móvil y modificar los ajustes, activar o desactivar nuestra lavadora, etc.

En definitiva, así eran… y así son las lavadoras. Esta es su pequeña y gran historia. ¿Qué nos deparará el 2020? ¿Qué avances tecnológicos veremos? Déjanos tus impresiones en los comentarios ¡Os leemos!

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